Bad Santa: los reyes magos no existen

10Jul05

Billy Bob Thornton es el último cowboy entre los actores hollywoodenses. Es un flaco cansado, que habla como si le costara, que se mueve como sin ganas, y produce una adhesión automática al personaje que encarne.

Así pasa cuando hace un Santa Claus puteador, borracho y que no tolera a los chicos en esta señora comedia de Terry Zwigoff.

El imaginario de Terry Zwigoff (Del que ya es hora que algún video club traiga de una buena vez su Crumb) transcurre en los suburbios de la existencia. En las casitas yanquis amontonadas sobre el confort del aburrimiento, donde para romper un estado de cosas asordinado, aparece el personaje central de la trama, un coso a destiempo de su propia vida.

En el caso de la excelente Ghost World, la adolescente Enid es la que no encaja en el ambiente del que está saliendo ni en el mundo que se ve venir, y su desacople es el que mueve toda la película. Que si no la vieron, rajen ya mismo a buscarla.

Acá el universo parece dividirse entre los que acumularon la riqueza y los objetos de consumo, y los que están ahí para arrebatarlos casi sin nada que lo impida. La música de fondo son los diálogos entre Thornton y su elfo – un enano negro – con el que se descerrajan, sin movérseles un pelo, un texto estructurado en las puteadas más salvajes que se hayan escuchado en mucho tiempo.

Completan el bestiario de esta comedia melancólica y brutal un chico al borde del retraso mental, interpretado por una especie de Principito alimentado en MacDonalds, una abuela siempre durmiente, una amante fija con el fetiche de Santa, y un guardia de Seguridad formato ropero, con la inquietante mirada de Bernie Mac.

Ah: y es la última película en la que actuó el gran John Ritter. Un comediante que hacía grande el papelito más pequeño, y al que le quedaban siempre chicas las series de televisión en las que desarrolló su carrera. La película está dedicada a su memoria, lo que no deja de ser, además, un granito de justicia y un toque de distinción.

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