Elephant: el camino al infierno como una suave modorra

10Oct04

No sé si lo dijo Bergman, o alguien que recogió el comentario , u otro que asoció la idea. Pero en algún momento leí que para el director sueco el infierno no era un paraje en llamas y tortura eterna, sino una habitación con gente sin nada para decirse por toda la eterindad.

Bueno. Gus Van Sant ha materializado en Elephant semejante idea. Decir que la película es una versión de la masacre de Columbine es quedarse más que corto.

Elephant cuenta la adolescencia. Y la cuenta como un lugar que se recorre en medio del vacio, con blancos y largos pasadizos que no llevan a nada, donde todo da lo mismo, y da igual el bien que el mal.

Esa burocratización de la vida sin ningún problema aparente que la hinque, tener todo al alcance de la mano pero ningún sentido para llenarla de algo, y la belleza hueca del casting, dicen mucho más de la banalidad que lleva a la tragedia, que las placas en cuerpo catástrofe de Crónica Tevé.

Relato hipnótico, distanciado hasta la exasperación, debe ser la película ideal para verla en algún estado alterado.

Será cuestión de acordarse para alquilarla por segunda vez.



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